17 - 23 de septiembre de 2012
- Categoría: Noticiario semanal
Hablan sobre el Congreso Mundial de las Familias, que va a tener lugar en Madrid del 25-27 de mayo (durante el fin de semana). Es un congreso promovido con la idea de animar a padres, hijos, abuelos, etc., a defender la familia y a luchar por la verdad y por la vida.
Hemos recibido de nuestros padres el cuerpo que tenemos. Los cromosomas que tenemos vienen de la división de los cromosomas de nuestros padres. Pero el hombre no se puede reducir a una herencia cromosomática. El hombre tiene un principio que transciende lo material, que no tiene las cualidades de la materia, es un principio simple, espiritual e inmortal, que todos tenemos dentro de nuestro propio ser: el alma. La capacidad de trascendencia que tienen las acciones del hombre, exige que en él haya un principio trascendente. Eso es el alma. El alma no se puede dividir porque es simple. Si no se puede dividir, no se puede generar, por lo tanto, sólo se puede explicar por creación directa de Dios. El alma es directamente creada por Dios. Si no se cree en Dios, tampoco se puede creer en el alma, y el hombre quedaría reducido a materia, perdiendo así su dignidad sagrada y el fundamento de la moral, porque la materia la puedo utilizar para mis fines. Todos tenemos una dignidad sagrada compuesta de cuerpo y de alma (Veritatis Splendor n. 50). Si quitamos el alma, cae todo. Es un concepto del que no se puede prescindir.
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En alguna ocasión, he oído hablar de los pecados internos, es decir, de pecados que se quedan dentro de uno mismo sin expresarse exteriormente con palabras o acciones. ¿Esto puede ser realmente pecado?
Voy todos los domingos a misa porque soy cristiano y creo en Dios. Estoy haciendo un curso gratis sobre la religión evangélica. Un testigo de Jehová me ha suscrito a dos revistas y las recibo gratis. Las leo y las tiro. ¿Estoy obrando bien o mal?
Hay que dar gracias de Dios por todo lo que nos da y por todo lo que nos quita, porque todo procede de su amor y, cuando nos quita algo, es para darnos más.
He oído hablar de las indulgencias, pero no sé exactamente qué son ni cómo pueden ganarse. ¿Puede usted aclarar mis dudas?
En un grupo de oración al que pertenezco leímos hace días el pasaje del Génesis sobre el diluvio, y nos llamó la atención la dureza con que Dios reaccionó ante los pecados de aquellas gentes. Dice que se arrepentió Yahveh de haber hecho al hombre en la tierra y se entristeció en su corazón, hasta mandar el diluvio para destruirlo. Discutimos sobre ello. Unos decían que no es posible que Dios se arrepienta, pues todo lo hace bien. Y además, desde siempre, sabe todo lo que va a pasar. Otros, que si Dios nos lo ha revelado así, es que puede arrepentirse y castigar el pecado de los hombres; que no debe ser algo tan poco serio como a nosotros nos parece. Otros, en fin, pensaban que, siendo Dios infinitamente misericordioso, no es posible que castigue de esta manera a la humanidad. Total, que no nos aclaramos. ¿Podría usted darnos un poco de luz?
Cristina Fernández Girón es una niña de once años. Su cariño y confianza por Nuestra Madre del Cielo nació en el seno de su propia familia, en la que es la pequeña de cuatro hermanas. Cristina conserva el recuerdo de rezar el rosario en casa siendo ella muy pequeña, antes incluso de saber recitar las oraciones. A sus once años explica que el rosario para ella «es cogerle el dedo a la Virgen».
Gracias a la generosidad de nuestros bienhechores, hemos podido seguir hasta ahora. Pero las exigencias van siempre en aumento y con frecuencia surgen gastos imprevistos, como reparaciones, adquisición de nuevas máquinas, etc.
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