"Blood Money"
- Categoría: Porque la verdad importa
"... De ahí que se minimice la intrínseca maldad del comunismo y que las noticias sobre la presión que ejerce en las conciencias se consideren como fanáticas o exageradas. Por eso se intenta, en nombre de la coexistencia y por el interés de una paz que no es paz, convertir a la Iglesia del mundo libre en Iglesia del silencio. Se trata, además, con todo celo de propagar la teoría de que el comunismo ha evolucionado y cambiado".
El porvenir de la Iglesia no está seguro en manos de los colaboracionistas. Los pastores débiles y los “sacerdotes de la paz” que, por el motivo que fuere, se han puesto a las órdenes del opresor, sólo recogen odio y desprecio. Toda la confianza de los oprimidos se dirige hacia aquellos hombres inflexibles que, sin dejar de amar a los pecadores, han denunciado intrépidos el pecado del comunismo y, en consecuencia, se niegan a traicionar a los pobres a cambio de obtener una ventaja pasajera.
De esta manera, un sacerdote tras otro se ve condenado a prisión o a una existencia anodina, en una especie de reservado para cristianos viejos y a extinguir. Puede eligir entre el campo de trabajo o el museo, pero no debe tener ningún contacto con la juventud. Se convierte así en un hombre sin futuro, en soldado en una posición perdida. No le queda otra opción que morir o capitular. En esta noche del espíritu, sin esperanzas de aurora, muchos pierden el valor y el juicio. ¿Cuántos hermanos nuestros no han muerto ya en esta cruz?
¿Por qué no se ve forzado tu hijo a morir de hambre? ¿Por qué no pierdes tú tu empleo por ir el domingo a la iglesia? ¿Por qué no vives tú separado y distanciado de todos los que te son queridos? Yo no sé y tú tampoco. Es un misterio. Nosotros no somos mejores que los otros, y sin embargo, estamos mejor que ellos.
Cristina Fernández Girón es una niña de once años. Su cariño y confianza por Nuestra Madre del Cielo nació en el seno de su propia familia, en la que es la pequeña de cuatro hermanas. Cristina conserva el recuerdo de rezar el rosario en casa siendo ella muy pequeña, antes incluso de saber recitar las oraciones. A sus once años explica que el rosario para ella «es cogerle el dedo a la Virgen».
Gracias a la generosidad de nuestros bienhechores, hemos podido seguir hasta ahora. Pero las exigencias van siempre en aumento y con frecuencia surgen gastos imprevistos, como reparaciones, adquisición de nuevas máquinas, etc.
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