Inmersos en la misión: Para Dios no hay almas perdidas
La Hna. Paqui Morales SHM en este programa nos hace un cambio de escena de Playa Prieta a Chone. Ahí conoció a Mario, un joven enfermo de SIDA que preparó para el bautismo. Este joven había vivido muy asentado en el pecado con una sexualidad desordenada, había sido consumidor de drogas, no tenía una fe fuerte, había pedido el bautismo por superstición. La enfermedad iba empeorando cada semana, ante su eminente muerte adelantaron la fecha del bautismo, después de bautizarlo el sacerdote le dijo: Mario, ya eres hijo de Dios y Mario aplaudió de alegría, al día siguiente murió. Dios arrebató su alma de las manos de satanás. El día de su muerte uno de los salmos de vísperas decía: «Te pedí vida y me la has dado, años que se prolongan sin término.»